martes, 14 de diciembre de 2010

Hay amores y amores....




Hay amores y amores en la vida. Amores que llegan y se van, y otros que son la propia vida. Hay tantas formas de amar como personas en el mundo y hay amores tantos como almas de gente han existido en esta vida. Se puede amar con mayor o menor intensidad, con más o menos pasión, con una mayor  o menor cantidad de palabras románticas ,con más o menos cariño… Pero hay un amor que rompe todo los esquemas de la concepción humana, un amor que no habla ni de cosas físicas ni incluso afectivas, sino de una conexión espiritual. Un amor que supone la fusión de dos almas en un mismo ser y va más allá de los simples sentimientos.
Se puede definir que es el enfado, la alegría, la tristeza, el dolor, el querer a alguien, el cariño, etc. Pero este amor no se puede definir por mucha riqueza de vocabulario que se tenga ni dominio del lenguaje.
No se puede decir es esto o aquello, sólo se puede llegar a vivir. Sólo se llegará a comprender cuando uno se sienta en la alma del otro, se sienta formar de un todo intangible e incomprensible.
Habrá momentos que esa sensación sea tan poderosa que te corte el aliento, que te haga respirar con fuerza y no puedas hablar de todo lo que sientes. Sentirás una energía inundarte que te desbordará dejándote atontada y te tendrás que replantear la esencia de la vida misma.
Muchos pueden creer que son fantasías o palabras sacadas de un cuento o película, pero ese amor existe. Esa conexión entre almas sólo puede tener lugar una vez en la vida ya que no se unen dos cuerpos, ni dos intereses, ni dos sentimientos de afecto o pasión; sino que se unen dos almas que superan a los sentimientos y los dejan muy atrás.
Aquellas personas que tienen la fortuna de sentir esa conexión con alguien serán eternamente afortunados, por muy dura y cruel que sea la vida u obstáculos ponga en su camino. Será algo que cambiará a la persona de una manera tan profunda que en ese aspecto no volverá a ser el de antes, pero supondrá una evolución hacia un estado superior de la misma persona.
Unirse de tal manera, en ese amor que supera todo lo vivido, supone llegar a conocerse de una forma que muchos temen, conocer hasta el último rincón de tu esencia y comprenderte hasta lo mas profundo. No se puede calificar ni de experiencia e incluso decir vivencia se queda demasiado corto cuando alguien se siente formar parte del alma de otra persona. Se utiliza con gran facilidad el decir te doy mi corazón, te entrego mi alma. Pero estas palabras, en la mayoría de los casos llega un momento que se convierten en vida misma, que no es una frase bonita que hace suspirar al enamorado sino que son la experiencia, son la realidad, se produce tal y como se llega a expresar.
Cuando tiene lugar comprendes tantas cosas que la magnitud de dar parte de tu alma a tu pareja te aterra y a la vez te maravilla, te impone y te da una felicidad fuera del terreno físico o sentimental.
Hay que vivirlo para saberlo, hay que sentirlo de tal manera que la explicación nazca dentro de uno y la duda desaparezca de tal forma que sólo queden certezas y el asumir las consecuencias de esa decisión.
Amar de esta forma no es algo que se pueda alcanzar así porque sí, no es algo que se pueda cambiar ni controlar, ni si falla irse con otra persona a probar. 
Sólo tiene lugar una vez, y cuando tiene lugar sabes que tu vida ya ha cambiado para siempre, que ya no puedes hacer otra cosa que hacerte responsable de lo que has escogido. Puede otorgarte una felicidad que llegue a unos límites que cuando llegue la última hora te marches sabiendo que habrá otra vida en la que continuará esa felicidad.
Te quedará la certeza de algo superior que te lo susurrará. Pero también amar de tal forma puede suponer un dolor más allá de la resistencia humana, donde la muerte y la vida se fusionarán en un abrazo indefinido sin que se aprecien los límites de una o de la otra. Vivir será morir cada día, y morir será vivir. 
Gente que han fallecido del dolor tan inmenso de perder la otra mitad de su alma. No tiene porque ser suicidio sino fallecer por causas naturales como es la inmensa tristeza del corazón.
Podemos creer que esto sólo tiene lugar en la gente anciana, aunque si es más común, pero esto no tiene lugar. Se produce en gente adulta como todos nosotros e incluso en adolescentes, aunque estos son más impacientes y toman el camino más rápido. Otros resisten pero su amor ya no les pertenece, pasan los años y no vuelven a amar como lo hicieron, no son capaces.
La verdadera alma se entregó a un amor tan puro y verdadero que termina residiendo en él, ya sea que continúe en esta vida o haya que esperar a la siguiente. Gente que tiene la capacidad como seres humanos, como animales sociales de arrejuntarse con una persona u otra, buscar el placer, buscar, la compañía; pero que jamás vuelven ni podrán volver a sentir una unión en ese amor eterno.
No hay posibilidad, no les queda más remedio que permanecer solos o buscar lo superficial. Ya no lloran la perdida de la persona amada, sino que lo que han perdido es parte de su propio ser y una felicidad tan inmensa y tan divina para los que sean creyentes que saben que no van a volver a recuperarla.
Puedo asegurar que esa fusión de dos almas tiene lugar tal cual, no es invención  que todos desean alcanzar pero que luego si alguno la alcanza lo critican. Es tan real como tú que estás leyendo estas líneas. Puede parecer del todo fantasioso pero es lo que hay, vividlo para creerlo. Yo puedo asegurar con el ejemplo de mi propia vida de que esto tiene lugar.


No necesito palabras, sólo miradme a los ojos y en ellos se verá reflejado el sentimiento de mi amor por ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario